Cuando entré a militar en el
viejo Sector 9º B, hoy 5º B, en el distrito de Breña, tuve la suerte de ser
recibido por viejos apristas, en la época de la dictadura era el único joven
que asistía a todas las asambleas del Sector, de esos viejos apristas aprendí
los valores, los principios, la tenacidad para mantener ideales, la pureza de
un espíritu forjado en luchas que sólo buscaban la libertad, la justicia
social, que el Perú sea grande, ninguno de ellos hizo política pensando en un
puesto público, ninguno de ellos aspiró a un cargo dirigencial para satisfacer
su vanidad, sufrieron cárcel, persecución y destierro, sacrificaron a sus
familias por un país mejor, más justo, más solidario.
Con el devenir de los años fui
asumiendo responsabilidades políticas, aquellos viejos fueron yéndose a la
gloria y a la inmortalidad, pero un hombre me recordaba permanente sus
enseñanzas, su tenacidad, su alegría, era Armando Villanueva, presente a pesar
de sus años, lúcido, luchador inacabable, contador de anécdotas, cómo no
sonreír y quererlo al verlo en las actividades del Partido, como no
enternecerse ante sus gestos de genuina lealtad, como no llorar, al escucharlo
en una entrevista en la radio, repetir un viejo lema, uno, dos y tres, el APRA
otra vez, cómo no quererte Armando, si significabas lo puro del APRA, su más
caro ideal, las cárceles cantando por los anhelos de libertad, los jóvenes
ideales que nunca mueren, en los que todavía creemos, por los que todavía
luchamos, como no quererte Armando, si al verte podíamos creer que el APRA de
Haya, de Prialé, de Sánchez, de Seoane, de Espelucín, podía existir, debía
existir.
Hoy Armando, estás con ellos, tu
obra, no ha terminado, y no ha terminado porque les sobreviviste a ellos para
que podamos tenerte como ejemplo vivo, y un ejemplo vivo como el tuyo o como el
de Haya nunca muere, serás una llama en nuestro corazón, y cada vez que se
canse el cuerpo, esa llama se inflamará para decirnos continúa, lucha, no te
rindas, no te canses, y seguiremos Armando, no lo dudes, porque hombres como tú
no mueren, viven en los corazones y en la acción que lleva a la eternidad.
Con enorme cariño y afecto.
Porque cuando un Aprista muere
¡Nunca muere! Armando vive con su pueblo!!
Efraín
Quino Tello
Sec.
Gral. CED-PAP-BREÑA